En la navidad del 2002, cuando solo tenía cuatro años, me regalaron dos libros que me gustaron muchísimo. Los estaba leyendo con tanto ánimo que me dieron ganas de leer más cosas.
Días después en un viaje familiar a la playa le dije a mi papá que me regalara otros libros, sin embargo no había terminado uno de los que ya me habían obsequiado.
La condición para regalarme más cuentos fue terminar el libro, dicho esto pasé una tarde entera en una cómoda hamaca cerca de la playa leyendo uno de esos divertidos libros.
Aquel libro de mi infancia se llama "Cuentos para leer a escondidas", escrito por Mireya Tabuas, donde ciertos niños contaban sus divertidas, tristes o penosas historias. El otro, titulado "Aunque parezca mentira", de Ana María Machado, trata sobre un niño a quien no le creían lo que decía pero... era verdad.
Ahora que terminé de estudiar el bachillerato y me propongo seguir la carrera de Letras, hice el ejercicio de volver a aquellas primeras lecturas que me enamoraron de los libros. Y también me han servido para desempolvar mi Mundo Paralelo.
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