“Las obras de arte no son espejos" resalta E. H. Gombrich "pero comparten con los espejos esa inaprehensible magia de transformación, tan difícil de expresar en palabras"
El pintor Santiago Cárdenas Arroyo nació en Bogotá en 1937. Realizó estudios de arte en Rhode Island School of Design, BFA en pintura en 1960. Fue becado en Cummington Art School, Massachussetts durante el verano de 1959. Después de prestar servicio militar obligatorio en el ejército de los Estados Unidos, ingresó a Yale University donde obtuvo el MFA en pintura en 1964. Regresó a Colombia en 1965 y desde entonces cuenta con una activa carrera docente ejercida en la Universidad Nacional de Colombia. Allí es profesor titular y profesor emérito (1993).
Su obra ha sido reconocida en diversos certámenes en Colombia, Sur América, Europa y en los Estados Unidos de América. Ha realizado más de cuarenta exposiciones individuales y participado en numerosas muestras colectivas.
Sobre su Obra “Espejo gris”
En 1974 aparecen nuevamente obras sobre espejos, a través de ellos juega con la profundidad de los reflejos y las distancias dentro de los espacios. El suelo determina el ambiente de las pinturas, en las cuales carece de figuras humanas. En sus trabajos, entre finales de los setenta y principios de los ochenta, se puede observar que transmite su percepción del espacio, en el que las cosas vulgares y comunes asumen una dimensión profunda.
Según Ana María Escallón: (De las cosas a la razón de la existencia)
“El mundo estético de Santiago Cárdenas es peligroso. Impone la apariencia y niega cualquier verdad de carácter absoluto. En él nos movemos por entre los espacios donde las ilusiones se cumplen, sujetos a la aporía griega que postula el asombro como el principio del conocimiento. Vamos a la deriva por una realidad óptica que nos sorprende, ya que conjuga territorios tanto cotidianos como insólitos. Nos asombramos de ella porque pone en duda las distancias y el orden armónico del universo. Es un camino estético que desemboca en el ético y nos mueve a plantearnos el interrogante. ¿Dónde se encuentran las fronteras entre el mundo exterior y el interior? ¿Dónde se oculta el alma o la razón de la existencia?”
Siento identificación con esta pintura puesto que la profundidad de los espejos, además de reflejar un ambiente claro pero indescifrable; me parece que expresa parte de la vida humana. Como una paradoja, frecuentemente hacemos actividades que no satisfacen nuestras necesidades y deseos, pero se siguen realizando por falta de opciones, por obligación o porque no se encuentra lo que realmente complace y entusiasma. Esto crea el sentimiento de vacío, tal como verse en un espejo donde se refleja tu alrededor pero no tu verdadero ser.
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